lunes, 11 de agosto de 2014

Once upon a time

Son las historias que se escriben día tras día en Disneyland, las que se llenan de ilusión y sueños cumplidos, los niños son los grandes protagonistas y es que al entrar en el mundo mágico debemos de dejar de ser y pensar como adultos porque entonces no comprenderíamos el sentido que tiene todo lo que ocurre a nuestro alrededor en Disneyland. No hay palabras que pueda explicar cuando siempre acostumbramos a explicarlo todo en vez de quedarnos con lo que sentimos al contemplar.

Es el mundo de lo distinto, el lugar del encuentro con esos personajes que protagonizaron nuestra infancia, nos hicieron sentirnos felices con sus historias pero también nos dejaron el sentimiento sobre el valor de la amistad y de la familia así como del amor, Disney siempre ha tenido la capacidad de llegar al corazón de generación en generación y es algo que solamente nos podemos dar cuenta observando esas tantas miradas que se mezclan de cada parte del mundo, desde los más pequeños hasta los más mayores, y lo bonito, es que el instante de ver esos personajes nos olvidamos de la realidad para estar en otro mundo bien distinto, y es cuando nos damos cuenta que todo es posible porque es el corazón quien lo hace posible.

Todo cambia, todo es distinto, y es que las ilusiones se cumplen. Me gusta observar a esos niños que sin lugar a dudas ofrecen los mejores momentos allí con su inocencia y esas especiales miradas tan llenas de vida y de ilusión.
En mi trabajo, tengo la suerte de conocer muchos de ellos, las niñas que entran ilusionadas en convertirse en princesas y al mirarse al espejo su propio mundo comienza a cambiar, se sienten como las princesas de tantos cuentos, pero... lo que ellas no saben, es que en cada una de ellas el propio cuento se refleja.


Los padres entran a formar parte de ese pequeño mundo, y sé también del esfuerzo que suponen para muchos el llegar a cumplir con esa ilusión, se nota en sus palabras, sus miradas al ver a sus hijos felices, me gusta sentir esos momentos junto a ellos, me llena simplemente de felicidad porque me recuerda cada vez, que también fue alguna vez mi ilusión ir a Disneyland aunque, admito que siempre me queda la ilusión de volver a ver una y otra vez a todos los personajes, me alegra verles, hace poco pude ver a Pluto por mi lugar de trabajo, y me sale solo saludarle y que me de la pata, me hizo feliz ese instante.
Pienso que conservo en mí,una parte de  esa niña que no quiere marcharse para convertirse en adulto

Es un mundo distinto, no es lo que ves lo importante, sino lo que sientes al ver y bien es cierto que lo importante es todo lo que ocurra en nuestro corazón pero hay que dejar que ocurra porque es la forma que nos podemos sentir más felices.

Sí, dejar que ocurra todo cuanto sentimos, dejarnos llevar y sé que nos sentiríamos más felices de esta forma, dejar de pensar que los ojos pueden verlo todo pues mientras que tengamos un corazón que late contemplaremos todo mucho mejor.

Disneyland escribió, escribe y seguirá escribiendo unas de las mejores historias de este mundo, porque en él está la ilusión de mucho y los sueños de tantos.
Ojalá todos los niños puedan tener sus miradas tan llenas de vida, como las que contemplo aquí,  es el contraste de este mundo.
 Ellos son el futuro pero antes son nuestro presente y por ello debemos de ofrecerles un mundo mejor para que ellos también lo hagan mientras crezcan en un entorno lleno de amor, ilusión y sueños por cumplir.
En un mundo actual de tantas guerras, deseo al menos que nunca más se pierda esa inocencia de todos nuestros niños, mi esperanza en sus sonrisas y a los que perdieron esa sonrisa especial, vuelvan a hacerlo pronto, lo deseo y pongo mi esperanza en ello, porque aquí lo recuerdo a la misma vez que vivo el contraste de este mundo.

Que nunca falte ilusión, sueños por cumplir, seremos un poco más felices.
Gracias a las más de 6800 visitas a este blog de mis tantas historias.